La extracción de las muelas del juicio ha sido siempre un tema controvertido en la consulta del dentista. ¿Se deben extraer sí o no? Lo cierto es que son piezas dentales que suelen ocasionar más problemas que beneficios, pero es el dentista el que deberá valorar la situación y determinar si es necesario o no prescindir de ellas.
¿Qué son las muelas del juicio?
Lo que popularmente se conoce con el nombre de “muelas del juicio” no son sino los terceros molares, ubicados al fondo de la boca. Son las últimas piezas que aparecen en una dentadura adulta. Erupcionan en torno a los 20 años, motivo por el que reciben este peculiar nombre, considerando que a esta edad la persona ya es lo suficientemente madura como para tener ‘juicio’. No obstante, estas piezas pueden aparecer mucho después e incluso no llegar a salir nunca. En cualquier caso, siempre es importante la valoración de un profesional ya que pueden ocasionar algunos problemas incluso sin haber erupcionado.
Motivos por los que puede ser necesario extraer la muela del juicio
Hay cuatro muelas del juicio, una por cada cuadrante bucal, pero su aparición es totalmente aleatoria. Hay personas en las que erupcionan las cuatro muelas, otras en las que lo hace una, dos o tres y algunas en las que no hay ni rastro de los cordales. El principal problema es que la mandíbula no suele estar preparada para albergar estos terceros molares, herencia de una etapa anterior en la evolución humana. En consecuencia, las muelas del juicio pueden salir torcidas o presionar al resto de los dientes buscando el hueco que no tienen en la encía.
Cuando hay espacio, la muela brota recta y el paciente no experimenta molestias, no habría motivos iniciales para proceder a una extracción. El problema viene cuando esta pieza dental afecta a otros dientes en su proceso de erupción, obligándolos a moverse de su ubicación original y torciéndolos. Ésta evolución suele resultar dolorosa para el paciente y ser el origen de complicaciones futuras por lo que, en casos así, no hay duda: hay que extraer la pieza.
Los problemas que puede provocar una muela del juicio mal posicionada son:
- Dolor como consecuencia de la presión que ejerce sobre otros dientes.
- Aparición de quistes.
- Proliferación de caries, bacterias e infecciones.
- Necrosis de la pulpa en piezas dentales cercanas.
- Modificación de la posición de otros dientes.
- Interferencias en la colocación de ortodoncias o prótesis dentales.
¿En qué consiste la extracción de la muela del juicio?
En primer lugar, el dentista realizará una valoración del estado de la boca y de la presencia de las muelas del juicio. Mediante una radiografía panorámica es posible saber con certeza en qué estado se encuentran estas piezas dentales y cuál será su evolución. Esto les permite adelantarse a eventuales problemas incluso en el caso de que las muelas no hayan erupcionado en su totalidad.
En el caso de que el especialista determine que es necesaria la extracción de la muela del juicio, la forma de proceder habrá de adaptarse a las características de cada caso en particular. Si la intervención no revierte ninguna complicación, la extracción se realiza en consulta y con anestesia local, procediendo de igual modo que se haría con el resto de piezas dentales. Es decir, una vez que la encía ha sido insensibilizada, se amplía la zona en la que se encuentra la muela (alvéolo) empleando un instrumento que recibe el nombre de elevador. Con posterioridad, se sujeta la muela y se mueve de lado a lado, aumentando la holgura y aflojándola. Ya con la pieza floja y con ayuda de unos fórceps, se tira de la muela y se extrae.
Puede ocurrir, sin embargo, que por su estado o su posición la muela sea más difícil de extraer, siendo necesaria la cirugía. Ésta implica la realización de una incisión en la encía y, en los casos más complicados, la retirada de una parte del hueso maxilar. Por lo demás, la intervención es muy similar a la de una extracción normal, con la salvedad de que serán necesarios los puntos de sutura y la visita al dentista una semana después de la cirugía para su retirada en el caso de que no sean puntos reabsorbibles.
Recomendaciones tras la extracción de una muela del juicio
Con o sin cirugía, se trata de un procedimiento rápido. Las molestias ocasionadas son las propias de cualquier extracción, pero desaparecen tras los primeros días y se pueden tratar con analgésicos y antiinflamatorios que enmascaren el dolor.
La anestesia puede provocar algunos efectos secundarios como náuseas o entumecimiento transitorio de la zona afectada. También es posible que aparezca un pequeño hematoma en la mejilla por efecto de la presión ejercida durante la intervención. En cualquier caso, son consecuencias leves que no deberían convertirse en complicaciones serias si el paciente sigue las recomendaciones de su dentista, sobre todo durante las horas y días inmediatamente después de la intervención:
- Realizar enjuagues bucales de manera habitual empleando sólo agua, no colutorios.
- Evitar el cepillado durante las primeras horas, pero incidir en la higiene bucal a partir del día siguiente para evitar la aparición de infecciones.
- Seguir una dieta blanda hasta que el proceso de cicatrización finalice.
- Evitar la ingesta de alimentos muy calientes.
- Seguir las instrucciones del especialista en relación al empleo de antiinflamatorios o analgésicos.
¿Sientes hinchazón o molestias al final de la boca? Es posible que tus muelas de juicio estén reclamando su parte de protagonismo. La extracción de una muela del juicio es una intervención habitual. A pesar de estar rodeada de mitos, no tiene por qué resultar complicada ni provocar más molestias que las de cualquier otra intervención. No lo demores más. Acude a la consulta del dentista lo antes posible y ponle solución al problema.