Un blanqueamiento dental no debería doler cuando se realiza bajo supervisión profesional y con productos de calidad. Lo que algunas personas perciben tras el tratamiento es más bien una sensibilidad temporal, que desaparece en pocos días con los cuidados adecuados. Cuando se utilizan métodos caseros o productos de baja calidad, sí aumenta el riesgo de molestias e incluso de dañar el esmalte.
¿Hacerse un blanqueamiento dental duele realmente?
El blanqueamiento dental es uno de los tratamientos estéticos más solicitados en las clínicas dentales y, en la mayoría de los casos, no resulta doloroso. Cuando se lleva a cabo en un entorno profesional, utilizando materiales de calidad y con un correcto diagnóstico previo, el procedimiento es seguro y bien tolerado por los pacientes.
Lo que sí puede presentarse en algunas personas es una ligera sensibilidad dental, especialmente al consumir bebidas frías o calientes durante las horas posteriores al tratamiento. Esta sensación no debe confundirse con dolor, ya que suele ser temporal y desaparece en uno o dos días sin dejar secuelas. En definitiva, un blanqueamiento dental realizado correctamente no debería doler, aunque cada paciente puede experimentar el procedimiento de forma distinta según el estado previo de sus dientes y encías.
¿Por qué el blanqueamiento dental duele en algunos casos?
En ciertos pacientes, el blanqueamiento dental puede generar molestias debido a diferentes factores. El principal es la exposición temporal de la dentina, una capa interna del diente que puede quedar más sensible al paso de estímulos externos cuando el esmalte se vuelve momentáneamente poroso tras la aplicación de los agentes blanqueadores.
Además, el dolor puede intensificarse cuando existen problemas bucales previos, como caries sin tratar, retracción de encías, fisuras en el esmalte o restauraciones defectuosas. En estos casos, los productos blanqueadores pueden penetrar con mayor facilidad y provocar incomodidad.
Otra causa frecuente son los tratamientos caseros o no supervisados, que emplean productos abrasivos o en concentraciones inadecuadas. Esto no solo aumenta el riesgo de dolor, sino que también puede dañar de manera irreversible el esmalte.
En conclusión, si hablamos de un tipo de blanqueamiento dental realizado bajo control profesional, no debería doler, pero existen circunstancias en las que pueden aparecer molestias. Identificar el estado de la boca antes de iniciar el tratamiento y aplicar la técnica adecuada es clave para evitar complicaciones.
Factores que influyen en el dolor o sensibilidad dental
Aunque el blanqueamiento dental es un procedimiento seguro, existen diversos factores que pueden influir en que un paciente experimente molestias o sensibilidad dental tras el tratamiento. Conocer estas causas permite prevenir complicaciones y asegurar una experiencia más cómoda.
Estado previo de las encías y esmalte
El punto de partida es fundamental. Si un paciente presenta encías inflamadas, retracción gingival, fisuras en el esmalte o caries sin tratar, es mucho más probable que aparezca dolor o sensibilidad durante y después del blanqueamiento. En estos casos, los agentes blanqueadores penetran con mayor facilidad en las capas internas del diente, llegando a zonas sensibles que no deberían estar expuestas.
Productos y técnicas utilizadas
No todos los tratamientos de blanqueamiento son iguales. Las concentraciones de peróxido y la forma de aplicación influyen directamente en el nivel de sensibilidad que puede aparecer. En clínica, el odontólogo selecciona el producto adecuado y ajusta los tiempos para minimizar el riesgo. En cambio, los productos de baja calidad o los que no cuentan con regulación pueden resultar demasiado agresivos para el esmalte.
Procedimientos caseros vs profesionales
Uno de los errores más comunes es recurrir a métodos caseros o kits comprados por internet, sin supervisión profesional. Estos sistemas suelen carecer de control en la concentración de los agentes blanqueadores y, en muchos casos, incluyen sustancias abrasivas que dañan el esmalte. En cambio, los procedimientos realizados en clínica se llevan a cabo de manera personalizada, tras una valoración previa, garantizando seguridad y resultados más duraderos.
Sensibilidad dental temporal
Incluso en condiciones óptimas, algunos pacientes pueden experimentar una sensibilidad transitoria. Esto se debe a que el blanqueamiento hace que el esmalte sea más permeable de forma momentánea, permitiendo que los estímulos externos (frío, calor, dulces o ácidos) lleguen con mayor facilidad a la dentina. La buena noticia es que esta molestia suele ser leve, controlable con productos desensibilizantes y desaparece en pocos días.
¿Qué hacer si me hice un blanqueamiento dental y me duelen los dientes?
Es relativamente común que, tras un blanqueamiento dental, aparezca sensibilidad o dolor leve en los dientes. Aunque lo habitual es que esta molestia sea temporal y desaparezca en un par de días, existen medidas que pueden ayudarte a aliviarla y evitar que se intensifique.
En primer lugar, es recomendable utilizar pastas dentífricas diseñadas para dientes sensibles, ya que contienen componentes que ayudan a bloquear los conductos que transmiten el estímulo al nervio. A esto se puede sumar el uso de enjuagues desensibilizantes que favorecen la remineralización del esmalte.
También conviene evitar alimentos y bebidas muy frías, calientes, ácidas o azucaradas durante las primeras 48 horas después del tratamiento, ya que son los principales desencadenantes de sensibilidad. Igualmente, no es aconsejable fumar ni consumir café, té o vino tinto, porque además de aumentar la sensibilidad, comprometen el resultado estético del blanqueamiento.
Si el dolor es más intenso o se prolonga más allá de los dos o tres días, lo ideal es consultar al odontólogo. El profesional podrá valorar si se trata de una sensibilidad normal o si existe algún problema previo no detectado, como fisuras en el esmalte o caries. En algunos casos, el dentista puede aplicar barnices de flúor o geles remineralizantes que reducen de forma efectiva la sensibilidad.


